Senderos filológicos
Revisión de documentos filológicos sobre el tema Caminos y Vías, que abarcan el período histórico desde la República Romana, ca. 312 a. C. hasta mediados del siglo XX.
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Tábula Peutingeriana
La Tabula Peutingeriana es una copia de la época medieval de un mapa del imperio romano. Fue nombrada así en honor al coleccionista Konrad Peutinger, a quien perteneció. El pergamino original mide 6.80 metros de largo por 30 centímentros de ancho, y se conserva resguardado en la Biblioteca Augustana de la Biblioteca Nacional de Vienna.
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Vasos de Vicarello
Los Vasos de Vicarello o Vasos Apollinares fueron encontrados en enero de 1852 a orillas del lago Sabatini al norte de Roma, en el fondo de las aguas de los Baños de Vicarello (antiguas termas de Aquae Apollinares), en donde reposaron durante diesiocho siglos. Su descubrimiento fue dado a conocer por el Padre G. Marchi en el periódico romano Civittà Cattolica del 21 de febrero del mismo año. Se cree que fueron elaborados entre el reinado de Augusto y el de Tiberio, es decir, en el periodo que comprende del 27 a.C. al 37 d. C. Los Vasos de Vicarello se conforman por cuatro vasos de plata en forma de miliarios cilíndricos en cuya superficie exterior está grabado a cuatro columnas el itinerario que unía Cádiz con Roma conocido como Vía Augusta, la cual comprendía 1,840 millas de longitud y constaba de 104 a 110 etapas; en el grabado también pueden apresiarse los datos referentes a la ubicación de las mansiones, en donde se podía descansar a lo largo del recorrido, así como la distancias entre ellas. Se cree que fueron arrojados a las termas de las Aqua Apollinares por un viajero gaditano como ofrenda al dios Apolo, a las aguas que los guardaron durante dieciocho siglos. Por su forma, se ha pensado que podrían ser réplicas reducidas de una columna erigida en Gades para información de viajeros. Hoy en día se conservan en Roma, en el Museo Nazionale Romano, también conocido como de las Termas.
0078-01-01 00:00:00
De condicionibus agrorum de Sículo Flaco
Política agraria
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Itinerario Antonino
El Itinerarium provinciarum Antonini Augusti o Itinerario de Antonino, como se le denomina comúnmente, es la fuente de mayor antigüedad y fiabilidad, que se conoce sobre la distribución geográfica de la vías romanas. Su escritura se completó durante el reinado del emperador Augusto Antonio Caracalla en el siglo III (211-217 a.C.) y se encuentra dividido en dos partes. La primera dedicada a las vías terrestres y la segunda llamada Imperatoris Antonini Augusti itinerarium maritimum consagrada a las vías marítimas. Este tipo de itinerario corresponde a los itineraria scripta o itinerarios escritos, que eran “catálogos de vías en donde se recogían las ciudades por donde pasaba la calzada y se marcaba la distancia entre las mismas.” A lo largo de Europa pueden encontrarse diversas ediciones del Itinerarium provinciarum Antonini Augusti, que datan del siglo XVI (1526; 1550; 1600) en museos, bibliotecas nacionales y universidades de países como Francia, Reino Unido, Dinamarca, Italia, España, Alemania, mientras que en América únicamente se localizan en Estados Unidos. Por fortuna para los estudios del tema, el Itinerarium provinciarum Antonini Augusti puede consultarse a texto completo en el portal de la Biblioteca Virtual de Andalucía. Esta edición data de 1526 y su autoría corresponde al geógrafo Pomponius Mela y al gramático Gaius Julius Solinus ambos de origen latino. Actualmente, las investigaciones sobre vías romanas consideran el libro Itineraria romana de Otto Cuntz, publicado en latín por la Biblioteca Teubner de Leizpig en 1929, como la edición definitiva del Itinerario Antonino debido a que Cuntz utilizó todos los manuscritos del Itinerario, estableció la relación entre códices y empleó el stemma como herramienta de análisis. Al respecto, Jesús Rodríguez Morales—catedrático de la Universidad de Nebrija, España y especialista en geografía antigua y calzadas romanas—señala que Cuntz prescindió de la edición de Wesserling (1735) y la de Parthey y Pinder (1848), en donde se encuentran variantes que no fueron tomadas en cuenta, y que sería oportuno considerar para complementar los estudios sobre este documento. El motivo y la finalidad con la que se escribió el Itinerario continúan siendo desconocidos hoy en día; al respecto, D. Van Berchem (1937), apuntó que “algunas de las rutas más importantes del Itinerario coincidían con viajes de emperadores (que habían sido) constatados por las fuentes. (Por lo tanto), el Itinerario no sería sino una recopilación de rutas y trayectos de finalidades diversas, conservadas en los archivos oficiales, de edictos para preparar viajes de emperadores o altos funcionarios y de expediciones de tropas encargadas especialmente de recaudar el impuesto de la annona (militar).” Las vías romanas fueron utilizadas por viajeros de toda índole, emperadores, militares, comerciantes, el registro de las rutas que en sus viajes seguían emperadores como Antonino Augusto Caracalla, Diocleciano o Antonino Pío se encuentran recopiladas en el Itinerario Antonino, por lo que estudió e interpretación continúa siendo motivo de numerosas investigaciones.
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Tablas de Astorga
Creadas entre el año 267 y 276 d. C.
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Las vías romanas:Construcción de la Vía Appia
La construcción de las vías romanas data del siglo III a.C. Su meticulosa planeación constituyó un complejo sistema de carreteras cuya eficacia y funcionalidad facilitaron la expansión del Imperio Romano, pues agilizaban el traslado de numerosas legiones militares a cualquier parte del territorio y facilitaban el intercambio comercial y cultural con otras regiones del continente. Valiosos documentos clásicos como el Itinerarium provinciarum Antonini Augusti y la Tábula Penteungeriana, que representan las fuentes de conocimiento primario sobre esta red de carreteras, han llegado hasta nuestros días a través de compilaciones que datan del siglo XVI y XVII. La construcción de Vía Appia simbolizó el inicio de la etapa de modernización de las vías romanas. Fue nombrada así en honor a Apio Claudio Caecus, el sensor romano que la construyó. Fue una de las calzadas romanas más importantes; unía la ciudad de Roma con la provincia de Brindisi a orillas del Mar Adriático.
0731-01-01 00:00:00
Sacbeobs: los caminos blancos de los mayas
Los Sacbeobs-plural de sacbé-, cuyo significado en maya es “camino blanco”, fueron la primera red de carreteras en América, pues a ellos se debe la idea de construirás sólidamente en forma de red y de darlas a conocer como una necesidad para la superación de los pueblos, como señala Antonio Bustos Carrillo en su libro El sacbé de los mayas: Los caminos blancos de los mayas, base de su vida social y religión. El trazado y construcción de los primeros sacbeobs se realizó entre el año 731-987 d.C. Después de esta fecha y hasta 1194 los esfuerzos se centraron en incrementar y perfeccionar los caminos. “Al cabo de cuatro siglos, los mayas construyeron una red de carreteras que unían las principales ciudades y centros ceremoniales, como Dzibilchaltún, Thó o T’hó, Itzamatul, Tulúm, Cobá, Yaxuná, Nohcacab, Kabah, Uxmal, Sayil, Labná, Chichén, entre otras.” Si bien el trazado de las calzadas era muy claro cuando vinculaban ciudades con centros ceremoniales, los brazos que conectaban éstas con poblaciones de menor importancia se desdibujaban e incluso se perdían. En cuanto a su estructura, los sacbeobs se construían por encima del nivel del suelo debido a las desigualdades del terreno, por lo que se estima que la altura de las calzadas variaba entre 65 centímetros y dos y metros de altura. De forma que la nivelación permitía que en perspectiva las calzadas se observaran como plataformas planas y rectas, esto último con el propósito de disminuir las distancias. Su anchura y extensión es imprecisa, ya que podían encontrarse calzadas desde tres, cinco, ocho y hasta dieciséis metros de ancho y de un kilómetro y medio hasta cien de largo. Su estructura contemplaba la construcción de cunetas, costados y bases hechos de kokolbé (piedra similar a la de río), toktunich (piedra muy dura) y chihichhiltún, este último para llenar los huecos que quedaban en el piso y el basamento. La mezcla de estos materiales daba como resultado una plataforma sumamente fuerte y con un alto grado durabilidad y resistencia. Otro factor que favoreció la conservación de los caminos fue que los mayas no tenían carros de ruedas ni bestias de carga. Eligio Ancona en Historia de Yucatán apunta que a lo largo de la calzada también podían encontrarse depósitos de agua pluvial llamados yacanhá (aljibes) y chultún (cisternas), que proveían de agua a los viajeros y abastecían a los habitantes durante todo el año. Hoy en día, algunos de estos depósitos continúan usándose en lugares como Uxmal o Kabah. Las diferentes capas que componían la estructura de los sacbeobs se unían con un cemento hecho de cal natural llamado saccab--tierra blanca--, que se encuentra en el subsuelo de casi toda la península de Yucatán, y cuya virtud residía en endurecerse al ser humedecido y presionarlo. El sacabb se adicionaba con otra cal preparada a base de la mezcla de maderas tiernas quemadas y de piedras ricas en material adherente, resinas, babas de molusco o magmas de algas. 3 Existían sacbeobs de diferentes tipos; los principales, como se había mencionado antes, comunicaban las ciudades más importantes con los centros ceremoniales. A estos se unían otros caminos secundarios llamados nohbé, "camino ancho o principal", que carecían de basamentos y baldosas. Su finalidad era la comunicación política de los Estados Independientes creados tras la disolución de la ciudad de Mayapán, además de fomentar el intercambio cultural, intensificar el comercio y fortalecer la unidad maya, sus costumbres, tradiciones, y trasladar desde la selva los trocos y desde las canteras bloques de piedra para la edificación de templos y palacios. También existían los luluthbé, “camino angosto o vecinal”; el bokolbokbé “camino pedregoso”, mayormente utilizado en la estción de lluvias; el thobé “camino recto” y breve, y el colbé “vereda”, que era un camino zigzagueante que conducía a los terrenos propios de la caza y agricultura.
1200-01-01 00:00:00
Códice Madrid o Tro-Cortesiano
El Códice Tro-Cortesiano, mejor conocido como Códice de Madrid, es uno de los cuatro manuscritos mayas conocidos en la actualidad. Las primeras noticias que se tienen de él datan de principios de la segunda mitad de siglo XIX. La primera parte de documento fue adquirida por el profesor de paleografía y archivero Juan Tro y Ortolano en Madrid. La segunda parte pertenceió a Hernán Cortés. De la unión de ambops apellidos se derivó el nombre que se dio al códice Tro-Cortesiano. Un año más tarde, el abate Charles Brasseur de Bourbourg en París, quien realizó un análisis del códice basado en Este códice pertenece al periodo postclásico tardío maya (1200-1521). El Códice Tro-Cortesiano se encuentra en el Museo de América de Madrid.
1552-01-01 00:00:00
Historia de la Conquista de México de Francisco López de Gómara
Historia de la Conquista de México fue escrita por Francisco López de Gómara, quien fuera también el autor de Historia general de Indias (1552).
1566-01-01 00:00:00
Relación de las cosas de Yucatán de Fray Diego de Landa
Obra escrita por el fraile franciscano Fray Diego de Landa, obispo de Yucatán.
1600-01-01 00:00:00
Chilam Balam
"Este saber llegó hasta nosotros a pesar de la hoguera de los españoles, de la furia destructora de los hombres. Porque la palabra de Chilam Balam no es solitaria: es la expresión de un pueblo entero, su alma, su vida. Lejana, enigmática, la voz del oráculo maya continúa leyendo para nosotros el mensaje del tiempo, inscrito en el cielo, entre las estrellas." J.M. Le Clézio
1600-01-01 00:00:00
Cartas de relación de HernánCortés
LasCartasde Relación fueron escritas porHernánCortés al rey Carlos V en 1522.
1842-12-01 08:30:43
Los misterios de París, de Eugene Sue
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1859-12-01 08:30:43
El pintor de la vida moderna, de Charles Baudelaire
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1871-01-01 00:00:00
Ensalada de pollos
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1871-01-01 00:00:00
La linterna mágica, de José T. de Cuellar
La linterna mágica fue escrita por José T. de Cuellar en 1871, y publicada en Barcelona por la editorial Espasa y Compañía entre 1889 y 1892
1883-01-01 00:00:00
"Madame Venus" en Cuentos Frágiles, de Manuel Gutiérrez Nájera
En este volumen de cuentos se recopilan quince relatos. Este libro tiene la peculiaridad de ser el único que publicó en vida el escritor Manuel Gutiérrez Nájera.
1883-01-01 00:00:00
Musa callejera, de Guillermo Prieto
Recopilación de poemas publicados en 1883 por Tipografía Literaria de Filomeno Mata
1884-09-01 00:00:00
Poema "La Duquesa Job", de Manuel Gutiérrez Najera
Poema dedicado a Manuel Puga y Acal
1889-01-01 00:00:00
Los Bandidos de Río frío de Manuel Payno
Fue publicada por entregas en el periodo de 1889 a 1891 en Barcelona.
1915-09-01 00:00:00
Los piratas del boulevard, de Guillermo Prieto
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1924-01-01 00:00:00
La muy noble y leal Ciudad de México, según los relatos de antaño y hogaño, de Artemio de Valle Arizpe
Es la primer obra publicada por este autor. En ella se reúnen documentos que describen la Ciudad de México desde la conquista hasta principios del siglo XX. Entre los autores de los documentos antologados se encuentran: Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Fray Bernardino de Sahagún, Joaquín García Icazbalceta, Alfonso Reyes, Alejandro de Humbolt, Manuel Orozco y Berra, Antonio García Cubas, entre otros. La obra de Artemio de Valle Arizpe fue publicada por la Editorial Cvltura, en 1924, bajo la dirección y corrección del propio autor. En la crónica "Aspecto de la Ciudad", de Bernal Díaz del Castillo se narra el encuentro que éste presenció entre Moctezuma y Hernán Cortés, en el cual el Emperador le muestra a Cortés la ciudad. Sobre las calzadas y vías de comunicación de la Ciudad, que observaban desde lo alto de un templo: “[…] de allí vimos las tres calzadas que entran en México, que es la de Istapalapa, que fue por la que entramos cuatro días había y la de Tacuba, que fué por donde después salimos huyendo la noche de nuestro gran desbarate cuando Cuedlabaca, nuevo señor, nos hecho de la cibdad,[…] y la de Tepeaquilla[…], y en aquellas tres calzadas, las puentes que tenían hechas de trecho a trecho, por donde entraba y salía el agua de la laguna, de una parte a otra, e veíamos en aquella gran laguna, tanta multitud de canoas, unas venían con bastimentos e otras que volvían con carga y mercaderías; e veíamos que cada casa de aquella gran cibdad […] no se pasaba sino por unas puentes levadizas que tenían hechas de madera o en canoas […]” (36)
1942-12-01 08:30:43
Calle de dirección única, Walter Benjamín
Novela escrita en 1928