La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano celebrada en Estocolmo en 1972 fue considerada como la primera reunión mundial sobre el medio ambiente. Se reconoció explícitamente que: “Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos, y que preste la debida atención al sector de la población menos privilegiada, para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades, inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejora del medio en toda su dimensión humana. Es también esencial que los medios de comunicación de masas eviten contribuir al deterioro del medio humano y difundan, por el contrario, información de carácter educativo sobre la necesidad de protegerlo y mejorarlo, a fin de que el hombre pueda desarrollarse en todos los aspectos” (Naciones Unidas,1972).
En el año 1975 y organizado por el PNUMA, se celebró el Seminario Internacional de Educación Ambiental en Belgrado, donde se consolidó la importancia de la educación ambiental en los procesos de cambio a nivel mundial, mediante conocimientos pero también con actitudes y valores que se transmitan a la población.
En 1977 se celebra la I Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental que tuvo como sede Tbilisi capital de Georgia, organizada por PNUMA-UNESCO. Se consiguió el acuerdo para incorporar la educación ambiental en los planes políticos de todas las naciones. Para ello se determinó cuál debía ser la pedagogía a seguir, que será no sólo enseñanza teórica sino también pragmática. De esta forma se educa a la población mediante enseñanzas “de acción y para la acción” y así es más efectiva la formación ambiental y se aumenta la concienciación.
El siguiente evento fue el I Seminario sobre Universidad y Medio Ambiente en América Latina y el Caribe (Bogotá, 1985) también promovido por el tándem PNUMA/UNESCO, en el que se reconoció la necesidad de impulsar los conocimientos ambientales en la universidad, cambiando el papel que esta tenía hasta el momento (Pabón, 2003).
Durante el I Congreso Internacional sobre Educación y Formación Ambiental (Moscú, 1987), convocado por los organismos PNUMA y UNESCO, se definió de forma consensuada el término “educación ambiental” como: “La educación ambiental es un proceso permanente en el cual los individuos y las comunidades adquieren conciencia de su medio y aprenden los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y también la determinación que les capacite para actuar, individual y colectivamente en la resolución de los problemas ambientales presentes y futuros” (PNUMA-UNESCO, 1987).
Así se llegó a la I Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tierra, Río de Janeiro, 1992) que concluyó con la edición de varios documentos, entre los que destaca la Agenda 21 que contiene acciones a llevar a cabo hasta la llegada del siglo XXI. De ella cabe resaltar el capítulo 36 dedicado al fomento de la educación, la capacitación y la toma de conciencia de la población. Todo ello estableciendo tres áreas de actuación: reorientación de la educación hacia el desarrollo sostenible, aumento de la conciencia del público en cuestionas ambientales y fomento de la capacitación en estos temas (Naciones Unidas, 1992)
La I Conferencia Internacional sobre Medio Ambiente y Sociedad: Educación y Sensibilización para la Sostenibilidad celebrada en Salónica, (1997), organizada por la UNESCO y el gobierno griego, puso de relieve la necesidad de incluir el medio ambiente en cualquier tipo de programa de estudio universitario sin que éstos pierdan su identidad. Aparece y se reconoce la relación entre el medio ambiente y la salud tras la “Carta Europea de Medio Ambiente y Salud” que publica la OMS y por ello se instó más aún a la necesidad de poseer conocimientos ambientales en todos los ámbitos y de forma holística por la gran relación existente entre este y todas las ramas de estudio (UNESCO, 1997).
Se celebra la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible Río+10 (Johannesburgo, 2002). Tras haber pasado 10 años de la Cumbre de la Tierra se confirma el papel que tiene la educación ambiental como cimiento para un desarrollo sostenible.
En el periodo previo a la Conferencia de Río+20 se crea la Iniciativa de Sostenibilidad en la Educación Superior (HSDI). Esta iniciativa parte de varias entidades de la UN (UNESCO, ONU-DAES, PNUMA, Pacto Mundial y la ONU). Participan más de 300 universidades.
Conferencia Mundial sobre Educación para el Desarrollo Sostenible. (UNESCO, Nagoya). Se analizan los resultados del Decenio y se identifican los futuros objetivos para el Programa de Acción Global.